Bajo este esquema de trabajo en el que la práctica educativa está centrada en el aprendizaje, el docente juega un papel más demandante que en el modelo tradicional, pues requiere diversificarse y perfeccionarse en habilidades adicionales para desempeñarse como planeador y diseñador de las experiencias y actividades necesarias para alcanzar los objetivos de aprendizaje previstos en el curso, ya sea en ambientes virtuales o presenciales; es el  responsable de promover actitudes abiertas, de disposición que lleven al alumno al desarrollo de habilidades para que aprendan a conocer, a hacer, a convivir y a ser.

 

Su rol actual trasciende a la concepción tradicional de ser el transmisor de conocimientos para convertirse en mediador, facilitador, guía, motivador y ayuda para que los alumnos logren estos objetivos.

Rol del alumno

El rol del alumno consiste en jugar un papel activo en su aprendizaje, ya que él mismo lo construye a través de la interacción con la información, con sus compañeros, con el docente; asumiendo una actitud crítica, creativa y reflexiva que le permite ir aplicando lo que aprende en los problemas cotidianos; siendo autogestor responsable de sus procesos de aprendizaje y de sus ritmos y modos para acercarse al objeto de conocimiento de su propio aprendizaje.